lunes, 12 de mayo de 2008

Coachella 2008

Historias del desierto

Dos semanas después de haber aterrizado en el país aún continúan rondando en mi cabeza muchas sensaciones sonoras de lo que fue el Coachella Valley Music and Arts Festival 2008. Por tercera vez consecutiva radiónica ha estado presente en el festival que define las tendencias artísticas de la temporada y quizá esa es la primera reflexión de este escrito: más allá de concentrar en 5 escenarios a más de 150 agrupaciones en 3 días Coachella es un encuentro de expresiones artísticas que reta al asistente, no sólo a convivir con diferentes géneros sonoros en un mismo espacio, sino con diferentes miradas del siglo XXI, tanto en la escultura, el performance, las artes escénicas, las nuevas plataformas de entretenimiento y tiene espacios para reflexionar sobre la emigración, la discriminación y la cultura ambiental. El festival te pone de frente al mundo, te desafía a entenderlo, caminarlo y a respetarlo.

No voy a presentar en orden cronológico mi relato, lo voy a soltar al instinto, a lo sudado, a esa pasión que nos mantiene vivos y que es capaz de sorprendernos, a nuestro sagrado derecho de poder contemplar sin prejuicios el universo que nos habita y poder confrontarlo con el sólo objetivo de crecer cada día . Capítulo aparte merecen Prince y Roger Waters, si existe un cielo sonoro ellos son sus verdaderas estrellas, queda en la retina los virtuosos solos de guitarra del músico de Minneapolis, Minnesota y el extraordinario montaje e interpretación del inolvidable bajista de Pink Floyd, espectáculo que por cierto ya se vió en nuestro país hace más de un año.

El momento de mayor expresión de vanguardia sonora fue el protagonizado por la reina del festival Beth Gibbons y su banda Portishead, fue como una buena película en blanco y negro con una banda sonora de un tiempo futuro, lleno de melancolía y un sorpresivo toque de rabia. Forma parte de este grupo de grandes bandas o artistas ya posicionados el rock duro visionario hecho por computadores y teclados de los Justice, la extraña iconografía sonora de los Krafwerk, la locura interpretativa de Battles, la elegancia de Goldfrapp, el dolor hecho canción de The National, la pasión chamámica de The Verve, la gran caravana de músicos que viven en el abismo de Cold War Kids, la melancolía de los Death Cab for Cuttie y la alegría descarada de los siempre bienvenidos Gogol Bordello. Los invito a ver las fotos en este enlace

Existe un capítulo dedicado a aquellas bandas que nos hacen soñar con un futuro sonoro más grande, la garantía de supervivencia de la música, la ilusión de crear una canción que pueda mejorar vidas, interpretarlas, interrogarlas, reflexionarlas y en ciertos casos aliviarlas. En esta lista debo ubicar esa curiosa visión de mundo de los Vampire Weekend, quienes muy seguramente deben estar escuchando con atención alguna champeta colombiana, la oscuridad sonora de Simian Mobile Disco, la valentía de Chromeo, si esa banda conformada por un judío y un palestino, la fuerza y vitalidad de Enter Shikari, el sofisticado virtuosimiso de los Hot Chip, los experimentales MGMT, el inolvidable sonido de Cinematic Orchestra, la refrescante visión del pop de Kate Nash y el sonido inspirador de Cut Copy a quienes tengo justo en este momento en mis oídos.

Para finalizar me quiero concentrar en la participación mexicana en el festival, 3 agrupaciones, una de ellas, gigante, como sólo lo puede ser Café Tacuba y dos nuevas, ellas pertenecientes a la nueva generación del rock azteca: Porter y Austin TV. Sobre los tacubos sólo puedo precisar elogios, desde hace 20 años son visionarios, sencillamente. Entre su público no sólo se veían hispanoamericanos fue muy especial ver personas que no hablan el español cantándolo con pasión, eso lo dice todo. Pero lo mejor de México para mí llegó con sus nuevas bandas: Porter, con sus extraños paisajes sonoros, con su irreverente visión de mundo, sin complejos y con una propuesta actual con deseos de convertirse en banda sonora de un futuro cercano. Y por supuesto Austin Tv, poesía sonora pura, un proyecto artístico completo, sus temas son como aquellos versos que se disfrutan una sola vez y que cuando regresan a los oídos ya han mutado en otra historia, éstas agrupaciones nos recuerdan que no existen peores fronteras que aquellas que nos imponen nuestras propias mentes. Me despido con una frase de ellos que palabras más, palabras menos cita “tu rostro no es lo importante, lo verdadero está adentro”

Muchas gracias por obsequiarme estos minutos de su preciada lectura

Abrazos

Á